Atravesamos un momento un tanto extraño para los conductores de camiones: gran parte de la población mundial está confinada o trabajando desde casa, pero la demanda al sector del transporte de mercancías se dispara vertiginosamente. Además del ya publicado y conocido acaparamiento de todo tipo de productos, en los hogares -desde papel higiénico hasta desinfectante para manos, harina y levadura… y más papel higiénico-, hay y habrá una necesidad real de obtener suministros médicos de emergencia: mascarillas, ventiladores, medicamentos, equipos de protección individual (EPI), etc-. A todo esto, obviamente, hay que sumar el hecho de que, aunque no vayamos a trabajar a la oficina, sí necesitamos proveernos de comida, bebida y otros productos de primera necesidad.

Y este aprovisionamiento masivo, derivado del pánico, por temor a la escasez, tiene cierta base real: en EE.UU. tuvieron un aumento, en un día, del 60% en los envíos a las tiendas de comestibles; en el Reino Unido la demanda de desinfectante para manos aumentó un 255%; en Italia las ventas de pasta aumentaron un 51% y en España, en regiones como Madrid, los supermercados han sufrido desabastecimiento de diferentes productos, a lo largo de esta crisis sanitaria.

Y si tenemos acceso a muchos de estos bienes de consumo necesarios, es sin duda, gracias al trabajo de cientos de profesionales, camioneros y gestores de flota, que han continuado con una labor tan esencial como transportar estos productos, desde su lugar de origen hasta nuestras ciudades.

La presión en el sistema se ha vuelto tan grande que los gobiernos están suspendiendo muchas regulaciones, introducidas originalmente para proteger la seguridad del conductor. En Estados Unidos, la Administración Federal de Seguridad de Autotransportes (FMSCA) suspendió, en todo el territorio nacional, la regulación de horas de servicio -conocidas como HOS, (hours-of-service)-, que contaban con 82 años en vigor y limitan los turnos de los conductores-. Lo mismo ocurre con Europa y el Reino Unido, donde también se han levantado las restricciones concernientes al número de horas, en las que los conductores pueden desarrollar su trabajo. En este sentido, también en España, “para favorecer y agilizar el transporte, la Dirección General de Transporte Terrestre, exceptúa, temporalmente, el cumplimiento de las normas de tiempos de conducción y descanso en los transportes de mercancías, flexibilizando los tiempos de trabajo de los conductores”.

A estas suspensiones regulatorias hay que sumar que, en España -como en otros países-, tras la declaración del Estado de alarma, las gasolineras y estaciones de servicio se vieron obligadas a cerrar restaurantes y hoteles de carretera, dejando a los camioneros sin sitios donde descansar o comer en condiciones.

Por supuesto, todo esto tiene un precio para los conductores de camiones: a medida que se hacen turnos más largos, se eleva, exponencialmente, el riesgo de conducir con sueño y/o fatiga. Según la DGT, las alteraciones más importantes producidas por la somnolencia y que afectan a la conducción son el incremento del tiempo de reacción; una menor concentración y más distracciones; la toma de decisiones más lenta y más errores; movimientos más automatizados o las alteración de las funciones sensoriales, entre otras. Y, según estimaciones de la DGT, el sueño y la fatiga causan cerca del 10% de las muertes en carretera.

En Europa, además, ahora, los camioneros se enfrentan a otro desafío: después de años de fronteras abiertas en toda la UE, estos profesionales del transporte por carretera no pueden acceder a ciertas áreas o se ven obligados a largas esperas en los cruces fronterizos, debido a las cuarentenas y a otras restricciones de los diferentes países. Todos estos factores aumentan, sin duda, el riesgo de fatiga del conductor.

A estas dificultades, se le suma el hecho de quedar mucho más expuestos al Covid-19, por no poder permanecer en casa y tener que salir a la carretera. Pues, si bien es posible que puedan mantener el distanciamiento social en sus cabinas, es difícil evitar el contacto con servidores, reponedores, con otros conductores...

Por tanto, en estos tiempos de crisis, quizás deberíamos tomarnos un minuto para agradecer y enviar nuestro ánimo a estos héroes, tan poco reconocidos, en esta pandemia: los conductores y gestores de flota, que nos aseguran el abastecimiento y alimentación, en un momento tan difícil.


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